«La obra está inspirada en lo que para nosotros representa Gaudí. Gaudí para nosotros es como Barcelona, sol y playa. La esencia del Mediterráneo, calor, gente, sudor en el chiringuito y el frescor del mar y la tranquilidad del agua. La mayoría de las veces nuestra mirada a los edificios de Gaudí, o a las puertas de los pabellones de la Finca Güell, ha sido de tránsito porque nos dirigíamos hacía otro lugar. No es la mirada del turista, es la mirada del que vive con Gaudí. 

Cuando surge la posibilidad de hacer este vestido, la primera visión que se nos ocurrió al pensar en Gaudí es el mar, las flores y el estar siempre en construcción. Son tantos años pasando por la Sagrada Familia y verla en construcción que hace que Gaudí aún siga vivo. De ahí la selección de los materiales para hacer el vestido: las flores y las medias de mujer. 

Las flores, las plantas que siempre hemos visto y relacionado con Gaudí, y las medias rellenas con espuma que representan muchas cosas: los tentáculos como si fueran medusas o pulpos, las piernas que simbolizan el paseo, el camino, porque siempre hemos visto a Gaudí mientras caminábamos hacía otro lugar, siempre en movimiento. El movimiento que le da esa forma es como la arquitectura de Gaudí, que parece siempre en movimiento y porque esa media es parecida a la que se pone a los edificios cuando están en construcción. 

Gaudí para nosotros es muchas cosas, es parte nuestra porque vivimos con él y compartimos la misma ciudad. Gaudí no es sólo un arquitecto para nosotros. Gaudí es cruzar Paseo de Gracia para ir al Servicio Estación; Gaudí es cruzar la Finca Güell para ir a la universidad; Gaudí era ir a correr por el Parque Güell y muchas más cosas. Por eso queríamos hacer un vestido vital, dinámico, fresco y colorido porque Gaudí es eso y muchísimas cosas más para nosotros».