«Para la ejecución del proyecto me inspiré tanto en la parte arquitectónica como la escultora de la obra de Gaudí́, tomando como referencia la Sagrada Familia y las obras realizadas mediante trencadís que desarrollo el artista.

Para llevar a cabo este proyecto, he tenido en cuenta, por un lado, dos de los pilares fundamentales de la obra de Gaudí, la Sagrada Familia, centrándome en la Fachada de la Natividad, así como en los trecadís, sistema de mosaicos que utilizaba para decoración y, por otro lado, dos de los conceptos que soportan mi obra, los valores humanos. En este caso concreto, la paz y el comportamiento de la sociedad actual.

Parto de la similitud que el vestido tiene con la Fachada de la Natividad de la Sagrada Familia, con su forma cónica y los pliegues cosidos verticalmente. Considerando que habitualmente los edificios sagrados tienden a ser construidos con la mayor altura posible, con el fin de mostrar su grandiosidad, pero también de estar más cercanos a la correspondiente divinidad, aprovechó esta última idea, usando el hecho de que el vestido tiene cosidas unas palomas en su parte superior para hacer una similitud e imaginando que estas representan a esa divinidad anhelada. Estas palomas están pintadas en tonalidades rosas que simbolizan la apertura de corazón. En el basamento, la parte inferior del vestido, realizo un manto azul índigo, que representa la búsqueda de la verdad, sobre el que sitúo la humanidad en forma de cuadraditos, que simulan el trencadís de Gaudí y que manifiesta los individuos de una sociedad, tratando de alcanzar las palomas de la paz y con ello esa paz tan necesaria.

Con mi aportación pretendo realizar una reflexión sobre la necesidad de replantearnos ciertos valores imprescindibles para la correcta convivencia entre individuos, así como con la naturaleza y los nuevos sistemas de comunicación».